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Lobo 36

Lobo 36

-Vera-

Me aparto de Lucas y me coloco en medio de él y de la figura. No percibo ninguna hostilidad en ella, así que doy un par de pasos más cerca.

“Lamento interrumpir, mi nombre es Vera, él es Lucas. Nos vamos ahora, perdón por molestarte”.

Me doy la vuelta para irme, pero antes de poder dar un paso la figura habla,

—Ah —olfatea el aire—, ¿un lobo?

Eso me deja paralizado. Ahora que lo miro más de cerca, puedo decir que es un hombre y, por el color de sus ojos, está claro que es ciego.

Me extiende la mano y me acerco con cautela para tomarla. Puedo sentir a Lucas detrás de mí, tensándose por el contacto.

Cuando mi mano está en la suya, rápidamente usa su otra mano para voltearla, revelando mi palma. Con su mano libre, usa su dedo índice para recorrer mi palma. Mi respiración se entrecorta debido a la sorpresa, y por alguna razón es difícil soltarla. Estoy mucho más ansiosa por esto de lo que pensaba. Acabamos de superar el juicio ayer, no quisiera hacer nada que pusiera en peligro a Noah y los demás.

“Y se apareó con un licántropo”, dice el anciano sorprendido mientras continúa escudriñando mi palma. “Muy interesante”.

Él sigue mirando mi palma aunque estoy seguro de que en realidad no puede verla.

-Dime, niña, ¿por qué aún no te ha marcado tu pareja?

No le respondo. Estoy demasiado aturdida tratando de entender lo que dice este anciano como para pensar en una respuesta. Lucas interviene y aparta mi mano de la suya.

“Bueno, será mejor que nos vayamos ahora, su *compañero* la está esperando”.

Es una excusa decente, pero el viejo se da cuenta inmediatamente.

“Tonterías. Esta vino buscando respuestas, así que te sugiero que la dejes buscarla. Eres bienvenido a esta biblioteca cuando quieras, lobo”.

Dicho esto, la figura se da la vuelta y desaparece en un rincón oscuro de la enorme biblioteca.

Me vuelvo hacia Lucas.

“Gracias por el recorrido Lucas, vine aquí buscando encontrar… algo… aún no sé qué, pero siento que este es el lugar para comenzar”.

Duda, mirando el rincón oscuro por donde desapareció el anciano. Se da vuelta para susurrarme:

“No tengo idea de quién era, pero a juzgar por la vieja túnica del Consejo, creo que es el miembro del Consejo que ha estado desaparecido durante todos estos años; el miembro del Consejo Elden”.

Está visiblemente conmocionado por el encuentro.

“¿Desapareció? Pero está claro que está aquí. Tú también lo viste, ¿no?”

“Es exactamente por eso que estoy inquieto. V.”

Entiendo de dónde viene, pero esta biblioteca es el único lugar en todo este castillo donde puedo estar solo sin un acompañante.

—Lucas, está bien, de verdad. ¿Crees que no podría con él si fuera necesario? Además, la habitación de Noah no está tan lejos y no paso por ninguna zona donde pueda encontrarme con otros licántropos. Estaré bien, te lo prometo.

No parece convencido, pero afortunadamente el recordatorio de que de hecho puedo cuidar de mí mismo parece tranquilizarlo un poco.

“Está bien. Volveré a buscarte en un par de horas o Noah me cortará la cabeza. Grita si necesitas algo”.

“Tomado nota”. Sonreí ante su actitud protectora. Realmente me está tratando como a una hermana.

Antes de girarse hacia la puerta, Lucas gira su rostro una vez más hacia el rincón oscuro donde desapareció el concejal Elden, temblando visiblemente.

“Este viejo me da escalofríos”, murmura para sí mismo, y finalmente se va.

Después de que Lucas se va, me tomo mi tiempo para caminar entre las filas y filas de libros. Algunos de ellos están tan arriba que ni siquiera puedo distinguir sus nombres. Tendré que conseguir una escalera si pretendo alcanzar alguno de ellos.

Algunos libros que aparecen aquí son simplemente registros de las finanzas del territorio, registros económicos, censos, etc. Otros tratan sobre la historia de los licántropos y muchos otros, como era de esperar, tratan sobre tácticas de guerra. Hasta ahora, no he encontrado nada sobre lobos o magia, que es lo que realmente me interesa.

Me quedó claro que la Pack House tenía muchas limitaciones en este aspecto, a excepción de los registros familiares de Sofía, que sin duda está revisando ahora mismo. Pensé que tal vez, solo tal vez, tendría suerte aquí.

Pasan las horas y he consultado todos los libros que he podido, la mayoría de ellos me aburren hasta la médula. Ya sabía que encontrar respuestas no iba a ser fácil, pero nunca imaginé desde el principio que sería un callejón sin salida.

Cierro el último libro que traje conmigo en una de las mesas del medio de la biblioteca, levantando de él una pequeña nube de polvo que me hace toser.

Estoy al borde del colapso.

Todos estos libros parecen contener únicamente archivos contables o administrativos muy anticuados. ¿Por qué siquiera guardar registros contables de hace dos siglos? Me sorprende que la mayoría de estos libros no hayan sucumbido al moho a estas alturas, dado lo descuidados que han estado. Dejé escapar un suspiro fuerte, más bien parecido a un suspiro, cuando escuché a alguien detrás de mí.

Se me empieza a erizar la piel. No estoy sola aquí.

Lobo

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